La escuela para el futuro ya es presente

En México hay escuelas Montessori con más de 50 años de experiencia, donde los niños además de trabajar las áreas curriculares de manera activa, autónoma y responsable, van felices a la escuela.

Hace dos siglos se creó la escuela actual; entonces la escuela pasó de ser por y para unos pocos a ser universal y obligatoria. Hoy en día las bases fundamentales de la escuela como centro de instrucción siguen siendo las mismas. Pero ¿Qué busca la escuela? ¿Cómo se enseña/aprende? ¿Es la sociedad la que dicta qué tipo de escuela debe haber? ¿O es la escuela y la educación la que pueden cambiar la sociedad?
Todas estas preguntas son las que me han movido durante más de 10 años, y me llevaron a hacer un viaje de 6 meses por México visitando distintas escuelas Montessori, en las que el aprendizaje se construye de manera autónoma por medio de la actividad. Han sido más de veinte escuelas las que me han demostrado que otro modelo educativo ya es real. Y he podido aprender que también es posible sacar adelante escuelas con escasos recursos económicos, como es el caso de Casa de niños Palo Solo o las escuelas de las comunidades indígenas. Además he visto escuelas que atienden niños hasta bachillerato.
A pesar de la diversidad todas tienen en común que se trabaja atendiendo las necesidades del niño de acuerdo a su etapa de desarrollo. Para esto hay salones preparados donde el niño encuentra todo lo que necesita y tiene la libertad de elegir su propio trabajo de manera autónoma. Al entrar a una escuela Montessori sorprende ver a unos 25 niños de edades diferentes trabajando con materiales, de forma individual o en grupo, por las mesas o por el suelo, en un ambiente muy relajado en el que apenas se siente a la maestra. Por medio de esta actividad con materiales, cada uno construye su propio aprendizaje llegando a una comprensión profunda, basada en la curiosidad y el gusto por aprender. Al mismo tiempo hay otros que se encargan de hacer la comida y servirla, o de limpiar el salón, asumiendo responsabilidades sociales de una manera coherente. “Los niños pasan 3 años en el mismo salón y al finalizar este ciclo superan con creces las exigencias del currículum” dice una maestra.
Esta autonomía y responsabilidad en cada acción, ganada paso a paso, hace que los niños al llegar a secundaria sean capaces de investigar sobre los personajes históricos que más les interesan, llevar la microeconomía de un restaurante o diseñar un biodigestor con el que conseguir energía a partir de los excrementos de los animales que tiene la escuela. Como dice una niña de secundaria: “Me gusta porque yo investigo lo que quiero y lo presento como más me gusta. Así es divertido y además aprendo”
Pero ¿Cómo son los adultos educados así? A todos los que conocí les pregunté qué les aportó esta educación en sus vidas. Lo sorprendente es que todos contestaron lo mismo” Me aportó creatividad; ante una situación soy capaz de ver muchos caminos, donde otros no los ven y soy capaz de buscar soluciones nuevas a los problemas”.  Algunos además me dijeron que sienten que les ha aportado confianza en sí mismos y les ha ayudado a asumir la responsabilidad de sus actos.
Por otro lado, los creadores de Google agradecen gran parte de su trayectoria a su pasado en aulas Montessori, en donde aprendieron a ser autodidactas, a tener iniciativa propia, a pensar por sí mismos y a seguir sus propios intereses.
Esta creatividad, autonomía y responsabilidad, pueden ser las claves que ayuden a afrontar los retos actuales y del futuro.

Un niño trabaja los múltiplos, mientras otros calculan volúmenes y otro ha preparado el material para investigar la evolución del ser humano
Niño de 5 años contando hasta el mil

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