– Cuéntanos un poco sobre tu labor, el centro y el aula donde trabajas.
Soy Carmen Lastra y llevo 7 años trabajando en el colegio público Catalina de Foix de Zizur Mayor que es un centro público PAI. Soy tutora de inglés en infantil y coordinadora del ciclo. Este año soy tutora de los peques de 3 años.
– ¿Cómo comenzaste con esto?
Llevo bastante tiempo leyendo e investigando sobre las pedagogías Waldorf, Reggio Emilia y Montessori por mi cuenta, como muchas compañeras con ganas de cambiar las cosas y centrarnos más en las necesidades reales de los pequeños. Tenía muchas ganas de poder asistir a tu curso de sensibilización porque por fin habíamos conseguido que el departamento se decantara por estas pedagogías activas.
Una de las primeras cosas que introducimos en el aula de 5 años tras hacer el curso de sensibilización fue la reflexión sobre el propio espacio y su accesibilidad, así como la eliminación de materiales superfluos. También nos centramos en cómo presentar los materiales que decidimos dejar “a la vista” y las dinámicas de forma adecuada.
Fuimos conscientes, tras una profunda reflexión de que las cosas que no estaban funcionando en el aula, eran cosas que nosotras estábamos asumiendo como aprendidas, pero que no lo estaban. Cuando nos tomamos tiempo para presentar como desplazarnos por los espacios o como limpiar el aula, vimos que todo volvía a funcionar. Pudimos también reflexionar mucho sobre la frase “déjame hacerlo por mí mismo” y poco a poco fuimos observando más e interviniendo menos. Dándoles tiempo para hacer las cosas de manera autónoma, intentando relativizar el tiempo. Una de las primeras grandes tareas que empezaron a hacer fue preparar la fruta para toda la clase.
Más allá de la vida práctica, algo que nos hizo cambiar la perspectiva de lo previamente aprendido fue la educación cósmica y decidimos trabajar una de las grandes lecciones en nuestra aula de 5 años aprovechando el comienzo del proyecto de los dinosaurios. Pese a ser un aprendizaje recomendado para primaria, decidimos adaptarlo y presentar la historia de la vida a nuestros pequeños en inglés y castellano. El resultado fue algo maravilloso, se despertaron muchísimo intereses en ellos e incluso quisieron crear su propia línea de la vida. Vimos clarísimamente que este era el camino.
– ¿Qué cambios has introducido en el aula? ¿Y a nivel de centro o etapa?
Como comentaba antes a nivel de aula desde el primer momento pudimos darnos cuenta de que cosas estábamos haciendo bien y de que cosas podíamos mejorar. Nos centramos en darles sobre todo, más autonomía, mejorando la organización de las tareas del aula y del cuidado del espacio.
Introducimos el uso de los tapetes y las cestas y bandejas que nos ayudaron muchísimo a centrar la atención en el espacio de trabajo y a facilitar que se respetaran las creaciones de todos.
Observamos cómo, desde que empezamos a ser más conscientes de cómo presentar los materiales, su uso y cuidado, todos los pequeños se volvieron más cuidadosos con el entorno y su cuidado.
En el área matemática decidimos aplicar aspectos de la pedagogía Montessori con nuestros propios materiales, uno de los aspectos que hemos introducido y que mejor se adapta a cualquier realidad es la lección de tres tiempos.
Al volver este curso a 3 años, decidimos tomarnos tiempo para diseñar el aula, el periodo de adaptación y las rutinas. Con todo esto conseguimos ser más conscientes del proceso y pudimos ir cambiando las cosas que no funcionaban, de cerrar ciclos y de aislar dificultades.
Desde bien pronto trabajamos la autonomía de los peques de 3 años. A nivel organizativo nos funcionaron muy bien estos carteles que indican que materiales pueden coger los niños libremente y que materiales deben usar con la profe porque aún no los habíamos presentado.
Hicimos mucho hincapié en la presentación del uso del baño, lo presentamos muchas veces, primero en grupos pequeños, después con todos a la vez y vamos depurando cositas a lo largo del curso:
En la limpieza de mesas y suelos:
Tras hacer el curso de profundización en Enero de este año, nos centramos más en los aspectos de vida práctica y sensorial, sin comprar aún muchos materiales Montessori, pero entendiendo el valor de los periodos sensibles, de las potencialidades de los pequeños y de sus intereses.
Y también utilizamos los tapetes para las presentaciones de los conceptos que trabajamos, así como imágenes reales en lugar de dibujos.
A nivel de ciclo hemos creado un grupo de trabajo relacionado con las pedagogías activas y este curso hemos decidido qué aspectos de vida práctica vamos a introducir en cada aula de infantil, secuenciando los contenidos por niveles y comprando y creando los materiales y presentaciones para cada uno de ellos. También queremos mejorar dos ambientes que tenemos en el centro, el atelier y un aula para grandes construcciones y materiales sensoriales y matemáticos Montessori, el año que viene esperamos poder continuar nuestro trabajo.
Hemos decidido introducir los cambios con consciencia y mucha reflexión. Nuestro ciclo no pretende ser un ciclo Montessori, pero si queremos incluir en nuestra práctica educativa aspectos interesantes tanto de esta pedagogía como de otras como Reggio Emilia o Waldorf.
Entendemos que el proceso de transformación no se basa en comprar materiales, si no de entender lo que significa que el niño sea el centro y guía de su propio aprendizaje.
– ¿Qué cambios ves en los niños?
En los niños hemos podido observar como son más conscientes de su propio aprendizaje, como se muestran más activos y como cuidan y respetan su entorno porque lo sienten propio, lo que para nosotras era lo más importante.
Hemos podido ver como un aula muy explosiva, reduce al máximo su volumen de ruido y movimiento cuando se les presentan actividades sensoriales que ayudan a que se concentren, que les suponen retos interesantes y que son reales.
Hemos podido ver cómo colaboran, como se enseñan las dinámicas aprendidas en pequeño grupo, como crecen.
-¿Qué cambios ves en ti misma?
En mi misma veo que estoy consiguiendo un cambio de mirada, que estoy trabajando duro para entenderles mejor, para acompañarles mejor. Soy mucho más observadora, más reflexiva, veo que empiezo a echarme a un lado para observar antes de intervenir cuando tratan de hacer algo y no les sale, porque al final, les sale.
Montessori también me ha permitido acercarme a la Disciplina Positiva, y la recomiendo encarecidamente a todos los docentes y a todos los adultos que conviven con niños.
También estoy más centrada en buscar que estén activos la mayor parte del tiempo, trabajando con menos niños, dejándoles escoger libremente más a menudo.
-¿Cuál es tu valoración de todo esto?
No puedo dejar de estar ilusionada y emocionada con cada paso que vamos dando, con cómo se va transformando nuestra mirada hacia la infancia. Los cambios en la escuela pública son lentos, pero por eso no hay que dejar de andar el camino. Valoro muchísimo todas las metodologías que puedan aportar herramientas para todos y cada uno de mis pequeños, que me ayuden a entender lo que necesitan y cuáles son sus potencialidades y creo que todo lo que hemos aprendido contigo nos está llevando por ese camino, desde el máximo respeto a los niños pero también a los adultos y a sus procesos de cambio.
– ¿Qué consejo darías a una maestra que le gustaría hacer cambios y no sabe cómo empezar?
Lo más importante es que sienta el aliento de todos los que también estamos haciendo cambios en nuestras aulas. Les recomendaría profundamente que asistieran a tus cursos, para que pudieran ver que Montessori es muchísimo más que una serie de materiales. Que con los materiales que tenemos en el aula podemos cambiar la manera de hacer las cosas. Les aconsejaría leer mucho, ponerse en contacto con quien está llevando el cambio a cabo en sus aulas. Es importante que hagamos tribu.
Que sigan su instinto, que si sienten que algo debe cambiar, empiecen el camino. Cada uno estamos en una parte del camino, que sigan el camino con el que sean ellas mismas, pero que en ese camino nunca falte, el respeto a los pequeños y a uno mismo, la consciencia, la reflexión y la observación.
Me gustaría terminar dándote las gracias a ti, Ainara, por tu trabajo incansable, por tu alegría, por tu respetuoso acompañamiento, por entender las realidades de cada uno de los que nos hemos sentado a compartir horas contigo y por ayudarnos a entender lo que verdaderamente es Montessori.
Y a mi sólo me queda emocionarme y dar las gracias a cada una de las maestras, (más de 700 ) que habéis pasado por las formaciones. Porque todas habéis puesto en práctica algo, y estos cambios son grandes cambios. Ilusionada y emocionada yo también, porque aunque el espacio de formación se cerrará todas estas semillas seguiran con vosotras y con los niños en la escuela pública. Y por supuesto la formación y acompañamientos seguirán, con espacios y sin espacios… porque el cambio ya va para adelante. Mil gracias y una más…
Y especialmente a ti Carmen, por además de toda la tarea dedicada en aula, pararte a escribir y compartir todas estas fotos.¡Verdaderamente inspirador!