Final del año… momento de mirar para atrás y hacer recuento.
Y este año, he seguido viajando, visitando y colaborando con nada menos que 21 escuelas.
Miro para atrás y me da risa; pensar que hace 4 años empecé a escribir en mi viaje por México, pensando que ahí acabaría todo…y que aunque esto nunca estuvo planeado, 4 años después sigo visitando escuelas por todos los lugares a los que voy… y cada vez me gusta más.
Como muchas ya sabéis en el aula pública de pedagogías activas que montamos en Huarte ( Navarra) , la ludoteca continuó todo el curso pasado, y yo continué tanto con las formaciones del CAP para maestros de la escuela pública, como con formaciones en fines de semana y verano.
Hay escuelas que visito para observar, aprender, nutrirme e inspirarme, como dos escuelas catalanas que son grandes referentes para mi. Por un lado fui a conocer Calaulet de Jordi Mateu, donde disfruté mucho del espacio en la naturaleza que tienen y la charla con los acompañantes. Y por otro asistí a una formación sobre documentación y visité los espacios de el Martinet , llenos de belleza y armonía.
Pero si este año he visitado escuelas ha sido sobre todo para acompañar sus procesos, algo que me fascina. Con cada una de ellas el proceso es totalmente diferente; tal como hacemos con los niños, adaptádome a sus necesidades, realidad y ritmo.
Comencé el año acompañando a tres escuelas con las que me siento muy identificada:
García Galdeano, que este curso escolar ha dado un paso más, crecer con los niños de primero y segundo juntos, para lo que en verano tiraron un tabique. Pero el diseño comenzó a finales de curso pasado, siempre partiendo de las necesidades de los niños, para que en verano pudiesen conseguir todo lo que necesitaban. Así que en septiembre se montaron las dos aulas juntas de primero y segundo y se diseñaron muy bien los primeros días.; en pequeños grupos se les presentó el espacio a los niños, y se introdujo toda la vida práctica del aula. A día de hoy, los 40 niños y niñas de estas aulas son totalmente autónomos en el día a día del aula, y poco a poco va introduciéndose la dinámica de trabajo. El acompañamiento ha sido desde el diseño, dentro del aula los primeros días, y por medio de observaciones y reflexiones para dar los siguientes pasos; pero verdaderament con un proyecto tan bonito como este, es un verdadero placer.
El acompañamiento de Mendigoiti durante el curso pasado consistió en apoyar tanto a poner el marcha el aula de infantil, como apoyar al equipo de primero y segundo de primaria ( como ya se cuenta en la otra entrada). El equipo directivo en verano también estuvo implicado en tirar tabiques y preparar espacios, ya que este curso escolar, todos los cursos de primaria trabajan con talleres. El acompañamiento para este curso está consistiendo en realizar prácticas de observación como una herrmienta para mejorar el aula, y desde la reflexión, ir introduciendo cambios.
El proceso con San Viator, ha sido diferente; con ellas comenzamos en enero del año pasado, intercalando la formación con la puesta en marcha, un formato que ha funcionado muy bien. De esta manera lo que se trabajaba en la formación lo han podido poner en marcha y durante mis visitas a la escuela, reflexionar, trabajar sobre las dudas y encontrar soluciones para dar un pasito más. Este curso un aula piloto con los niños de 5 años; esta además de convertirse en un lugar muy agradable, es impresionante en tan poco tiempo el cambio en la actividad de los niños, las relaciones, la responsabilidad y los intereses… ahora mismo super expertos en tiburones, serpientes y dinosaurios. Todo gracias a unas profesionales implicadas en el cambio de mirada a la infancia.
Y de las formaciones he conocido tanta gente y proyectos que aprovecho para conocerlos también. Este es el caso de el Colegio Andolina en Gijón, que como todo su equipo ha asistido a nuestras formaciones, decidí visitarles . Es precioso cuando al entrar en un lugar te sientes como en casa, y esto es lo que sentí al entrar a este lugar con esta gran familia. Y todavía me emocionó más ver a los niños disfrutar de la naturaleza, con toda la riqueza que ésta les aporta; eso si con sus botas de agua, que la lluvia es abundante. Así como los ambientes de dentro donde se ve a los niños activos en todo tipo de actividad, desde infantil hasta primaria. Y de esta visita surgió un proceso de acompañamiento, en el que les visito una vez al trimestre y después de observar trabajamos en los temas que necesiten.
Otra de las asistentes a los cursos fue la maestra de la escuela rural de Azpilicueta, y con lo que me gustan las escuelas rurales, no desaproveché esta oportunidad de conocerla. Así que en pleno valle de Baztán esta escuela pública , tiene un entorno ideal y mezcla de edades, para poco a poco transformarse a una educación más activa.
Y a finales de este año, he acompañado a otra escuela esta vez en Andalucía; un lindo proyecto, en el que el trabajo ha sido muy distinto, ya que lo primero ha sido escuchar todas sus necesidades, y de ahí ha surgido un plan de trabajo para este curso escolar.
Pero si algo hay que destacar de este año, es el viaje por India, que me nutrió a nivel, personal y profesional completamente; en el que pude replantearme la esencia y necesidad de la educación, así cómo observar todos los pasos a dar para transformar una escuela tradicional hasta una más respetuosa y activa.
Fueron 12 escuelas; tanto Montessori y Reggio Emilia en la ciudad. Como una comunidad Krisnhamurti en plena naturaleza. El proyecto integral y global de Vicente Ferrer. Y destacar todas las escuelas visitadas en Auroville, donde hay una reflexión y cambio de mirada en cada una de las escuelas visitadas, desde infantil a secundaria.
Por eso, no tengo palabras para expresar todo lo vivido; las palabras siempre quedan cortas; pero me siento llena; llena y agradecida por todo lo vivido y compartido con tantas personas… y lo suficientemente llena como para seguir compartiendo, inspirando y apoyando a quien lo necesite.
Gracias 2018 y todas las personas que habéis estado en mi camino